Pensar que una Consulta de Tarot nos va a resolver la vida es ser, como mínimo, muy ingenuos e infantiles. La vida requiere esfuerzo, reflexión, coraje, voluntad… ¿Eso significa que el Tarot no sirve para nada? No. El Tarot puede ser una guía que nos ayude a clarificar nuestras ideas, a focalizarnos, a discernir qué es lo importante para nosotros. En este sentido, acá van algunas cuestiones que no deberíamos preguntarle al Tarot.
¿Qué va a hacer fulanito? ¿Va a dejar a su pareja? ¿Se va a ir de viaje? ¿Va a recibirse?
Inmiscuirnos en la vida de otra persona nunca es sano. Claro que queremos saber, nos da curiosidad. Pero un tarotista serio es consciente de la privacidad de quien no está presente en la consulta y allí traza el límite. Redirigir las preguntas hacia nosotros mismos es la clave: ¿qué puedo trabajar yo para mejorar mi situación? ¿Por qué estoy en una relación con alguien que no está disponible?
¿Me voy a curar de esta enfermedad? ¿Estoy embarazada? ¿Cuándo me voy a morir?
Existen los tests de embarazo! Los médicos estudian muchos años para ayudarnos con estas preguntas. Sería poco ético por parte de un Tarotista, que seguramente desconoce sobre medicina, aventurar un pronóstico de salud. Quizás es mejor preguntarnos sobre cuál es la actitud interna que colaborará con nuestro proceso. Y dejar lugar para el misterio de la vida.
¿Qué debo hacer? ¿Qué decisión debo tomar?
El Tarot no va a vivir las consecuencias de tus decisiones y de tus acciones. Pero vos sí. Y si las tomás libremente, haciéndote cargo de tus actos, te vas a sentir mejor. Re-enfoca tus preguntas para que el Tarot sea una buena guía: ¿qué aprendizaje me espera si hago esto? ¿Qué debería considerar a la hora de tomar esta decisión?
Las preguntas de Tarot deben empoderar al Consultante. Dejarlo libre, guiarlo para encontrar sus recursos, favorecer su independencia y su responsabilidad. Si vas a realizar una Consulta de Tarot, asegurate de saber con qué enfoque trabaja el Tarotista. Y si vas a trabajar en una Auto Tirada, recordá no desvalorizar tu capacidad de gestionar tu propia vida.