Una pregunta frecuente que le hacemos al Tarot es “cuándo”, ¿cuándo me darán este trabajo? ¿cuándo me voy a enamorar? Estas preguntas, de forma inconsciente, suponen que los acontecimientos no dependen de nosotros, sino que están escritos (o no) en algún misterioso libro sobre nuestro Destino que el Tarotista puede leer.
En la tradición, se han relacionado los Arcanos Menores a los tiempos. Algunos autores asignan los días a los Bastos, las semanas a las Espadas, los meses a las Copas y los años a los Oros. Sin embargo, hay versiones diferentes (otros asocian Copas a días, semanas a Bastos y Espadas a meses). Cierto es que bastos y espadas son mucho más veloces que copas y oros. Pero si estás buscando certezas, elegí un método y probalo.
Ahora bien, el problema de responder este tipo de preguntas sin ningún cuestionamiento, es que des-empoderamos al Consultante. Lo dejamos en un lugar pasivo, esperando que las cosas ocurran como por arte de magia, como si no tuviera poder sobre su vida.
Una alternativa es responder apuntando a la responsabilidad que el Consultante tiene sobre la realidad que construye y vive. Si falto al trabajo todos los días, es probable que me despidan pronto. Si me destaco, que me asciendan ni bien sea posible. Si derrocho, jamás podré hacer el viaje que anhelo, pero si ahorro, será pronto.
Entonces, podríamos repensar estas preguntas en función de lo que el Consultante necesita hacer para que algo suceda. Por ej., “¿cuándo me ascenderán en el trabajo?” según el 3 de Oros podría ser “cuando aprendas a trabajar en equipo”. O “¿cuándo voy a enamorarme?” de acuerdo al 4 de Copas podría ser “cuando te estabilices emocionalmente”. Entonces, dejamos a la persona con algo concreto de lo que ocuparse para lograr su meta.
Cuando deseamos algo, queremos que suceda pronto y olvidamos que a veces hace falta un trabajo interno que nos prepare para lo que estamos esperando.