¿En qué área de tu vida te dejas ser una persona expresiva, creativa, quizás incluso extrovertida o carismática? ¿Dónde, cuándo y con quiénes te muestras más, de manera genuina y auténtica?
La energía leonina brilla, irradia como el Sol (que es su regente).
La pregunta más profunda de Leo es ¿quién soy? No hace falta llamar la atención para brillar. Se trata de palpitar, pulsar, latir. De sacar hacia afuera nuestro centro más verdadero.
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En el signo anterior te contamos que Cáncer es la energía que nutre y protege la forma vulnerable para que pueda crecer y desarrollarse. Pero una vez que eso ocurrió, viene el siguiente paso. Esa forma que cuidamos, ahora tiene que tomar conciencia de sí misma y salir a expresarse. Ese es el momento Leo, que implica el auto-reconocimiento.
Subirle demasiado el volumen a nuestro Leo implica mirarnos exageradamente el ombligo, cristalizarnos en una imagen estática de nosotros mismos, sostener identificaciones sin habilitar que la vida avance. Como Narciso, que se enamoró de su imagen y dejó de ver que cambiaba.
Pero bajarle el volumen en demasía a nuestro Leo probablemente genere una desconexión con nuestro centro vital y creativo. Dejar de preguntarnos ¿quién soy? es perder de vista que nunca “somos” sino que siempre “estamos siendo”. La identidad es un proceso creativo constante y para eso, nuestra energía leonina es fundamental.
¡No lo olvides!: aunque acostumbramos decir “yo soy de (cualquier signo)", en realidad en TODAS las Cartas Natales están TODOS los signos del Zodíaco.